Confinamiento, palabra del año
Padre Hugo Tagle En twitter: @hugotagle
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Padre Hugo Tagle
Confinamiento, o más bien ‘lockdown’ en inglés, fue la palabra elegida por el Collins Dictionary para el año 2020, luego del aumento de su búsqueda por los usuarios en su portal. Se suma con esto a lo que también ha decretado la RAE en diversos medios. En español aparecen también palabras como pandemia, vacuna y, obviamente, coronavirus.
Pero será “confinamiento” la que quedará impresa en el inconsciente colectivo por muchos años. También lo será la expresión “distanciamiento social”, sobre el cual ya circulan miles de chistes y memes por las redes. Confinamiento “encapsula la experiencia compartida de miles de millones de personas”, como dice el portal del diccionario inglés.
Se le atribuye al teórico MacLuhan, el visionario de la “aldea global”, la frase “el lenguaje crea realidad”. En la medida en que interiorizamos ciertos términos, giros idiomáticos, la realidad va tiñéndose de su sentido e intencionalidad. En estos largos meses, cambiamos muchos hábitos casi imperceptiblemente; a contrapelo, pero conscientes de la necesidad y gravedad de adquirirlos. Pasará un buen tiempo antes de que volvamos “a ser los de antes”.
“El idioma es un reflejo del mundo que nos rodea y 2020 ha estado dominado por la pandemia global. El confinamiento ha afectado la forma en que trabajamos, estudiamos, compramos y socializamos”, señalan desde el portal de Collins.
Un buen propósito será alimentar voces positivas, sugerir soluciones, y no la fijación obsesiva y antojadiza en los problemas que todos conocemos. Junto con abordar la peste, busquemos, en el plano doméstico como el social, caminos de adaptación que nos permitan convivir y crecer. Tanto más se valora a la gente que se las ha ingeniado para sobrevivir en este año crítico. Un muy buen ejemplo de resiliencia, ánimo, esperanza ante la adversidad.
El lenguaje es signo de vida y creación de ella. Todos los términos negativos tienen su contraparte positiva. Es hora de estrenarlos. En efecto, el peligro de centrar nuestra atención solo en los aspectos graves –sin subestimarlos– hace que nos acostumbremos a ello y refuerza una mentalidad negativa.
Un cambio de actitud pasa por el cultivo de un lenguaje esperanzador. No es placebo o ingenuidad ante la adversidad, ni ficción para corregirla. Los problemas no desaparecen. Pero se abordan de forma distinta, creativa, inteligente, si se recurre a un lenguaje que acompañe esa actitud. Palabras como “confinamiento”, “distancia social”, “cuidados”, no desaparecerán. Pero pueden y deben mutar a esperanza, cercanía, acogimiento, solidaridad.